Fotulis y fotelis

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martes, 26 de julio de 2011

Un medico a mi derecha!

Hace unas noches, chateando con Lu, nuestras bizarras cabecitas femeninas tocaron el tema sanitario.
Personalmente, odio ir al medico. Pero a la vez, vivo pensando en que estoy enferma. Aplazo mis dolencias hasta el punto de estar al borde de la muerte (Obviamente, hasta ahora, nunca me morí),
Soy hipocondríaca crónica. MUY hipocondríaca. En 30 años, me diagnostiqué mil enfermedades que se me curaron (Me niego a creer que fueron producto de mi imaginación, no hay espacio para eso en mi mente, no, no y no!), y rápidamente relaciono cualquier síntoma que tenga con una enfermedad, a saber:

Tengo tos: Cáncer de pulmón
Mareos: Leucemia. Embarazo. Tumor cerebral
Dolor de cabeza: Aneurisma. ACV. Tumor cerebral
Se me atrasa la menstruación: Embarazo. Ovario poliquístico. Cáncer de útero. Menopausia precoz
Vista cansada: Tumor en el nervio óptico (No sé si existe, pero seguro que lo tengo). Ceguera gradual
Acidez: Ulcera. Cáncer de estomago
Dolor de garganta: Cáncer de ALGO

Y así podría seguir durante horas y horas. Igualmente, me resisto a ir al medico. Con los médicos tuve buenas y malas experiencias. Podría decir que mi única buena experiencia, fue cuando conocí a Pablo, mi ginecologo, de quien ya he escrito mil veces. Es una persona maravillosa, a quien le entrego mi “Tesorito” con los ojos cerrados. Ir a verlo (Aunque admito que hace muchísimo que no voy, culpa de mutuales y etc.) es como ir a tomar un café con un viejo amigo. No me genera muchos traumas. Muchas de nosotras nos hacemos un service completo cuando tenemos que ir al ginecólogo. Nos lavamos, depilamos, encremamos y perfumamos como si ese hombre de blanco fuera nuestro amante misterioso. Me incluyo entre esas mujeres! Ni para una noche salvaje le pongo tanto esmero a mi zona Sur.
Una le mete dedicación a la cosa para que después el malagradecido del medico no diga ni un “Gracias, que lindo que esta todo”. Encima de no notar nuestras horas de producción, nos hace desnudar y abrirnos de piernas sin siquiera invitarnos antes a tomar un café. Nos mete aparatos raros y fríos, que duelen.
Una vez que estaba sentada en esa silla del infierno, con un especulo adentro, mi ginecólogo me pide que tosa, así podía examinarme mejor. Como si fuera fácil toser con eso adentro!. Recuerdo que le conteste “Hagamos una cosa, metetelo vos primero en el culo y fijate si podes toser". Por suerte mi medico es un amor, que si fuese otro, me mete el especulo en la boca, así, sin limpiarlo siquiera. No conformes con eso de meternos la mano, después nos tocan las tetas. Ni música de fondo ponen!. Por lo menos mi adorado ginecólogo después me ayuda a abrocharme el corpiño…que seria mas o menos como que te violen y después te alcancen la ropa para que te vistas.
Con mis pobres pero amables tetitas, mi medico y yo tenemos un gran trauma. Para ser realista, nací carente de Air bags. Soy gran partidaria a las cirugías estéticas, así que el día que tenga plata, me pondré dos terribles melones, con un injerto de plumas en el culo, carajo!. Por ahora, me tengo que bancar las cargadas del doc., que cuando lo llamo para decirle “Pablo, me duelen las tetas” me dice “Tetas? Que tetas?”. Una vez me desperté con tetas! Los anticonceptivos que tomaba me las habían hinchado. Fui feliz hasta que me puse el corpiño. Dolían demasiado. No soportaba ni el aire. El novio que tenia en ese entonces me miraba como un perrito delante de una vidriera de una carnicería. Tenia delante suyo lo que tanto quería, pero no lo podía tocar. Una tortura. Celeste, por primera vez en su vida, tenia tetas, pero intocables. Lo llamo al doc. Le digo “Pablo, tengo las tetas súper hinchadas, parecen dos pomelos, pero no soporto ni el roce de las sabanas”. Con todo el amor del mundo, con esa voz tan Tony Kamo que lo caracteriza (Pablito es capaz de aparearte con un elefante, en seco, pero si te habla mientras tanto, te olvidas) me dice “Y cual seria el problema? Tenes tetas, dejate de joder”
Encima de todo, una no puede darse el lujo de tener un medico lindo, porque este hombre sabrá tus mas íntimos secretos. Si te pica, si te duele, te arde, cuando te viene, cuando no te viene. Con él no funciona el corpiño relleno. Un ginecólogo es casi como un marido. No te dice cosas lindas. No le importa si te duele o te molesta lo que te esta haciendo. Te vas y ya se olvida de vos antes de que cierres la puerta. Te hace desvestir sola. No quiere tener hijos con vos. Te ve desnuda, en el peor estado de tu vida, te manosea, y no tenes sexo con él!
Tampoco me va bien con otros médicos. El año pasado tenia mucha acidez y dolor en la boca del estomago. Pedí un turno con un medico clínico que no conocía y fui. De todos los putos médicos que hay en Mar del Plata, me atendió un chino!. Bah, chino, japonés, tailandés, que se yo de donde era. A mi me parecen todos iguales.
Llamémosle Dr. Chinchulín. Le explico mis síntomas.

Doctol Chinchulín dice “Estal embarazada?”
Yo: “No, por Dios”
Doctol: “Y como estal segula?”
Yo: “Porque me vino ayer”
Doctol: “Hágase una ecoglafia y vuelva a velme. No coma calne Loja. La calne Loja no digiere bien. Tome estos comprimidos”
Yo: “Gracias, chau”

Nunca más volví. No le entendí un choto, por supuesto.
Lu me contó de una amiga que tiene un nutricionista que parece Hitler. No creo que tenga bigotito, pero sigue el régimen nazi a la perfección. Hace que su amiga se desvista, se pare frente al espejo, y le agarra los rollos, al grito de “Grasa, esto es grasa!!!”. La pobre chica sale llorando, deja de comer y por supuesto, adelgaza. A mi los nutricionistas me ponen nerviosa. Fui dos veces. Una vez me atendió una chica flaquísima, le pregunte como hacia para estar tan flaca y me dijo que era así por naturaleza. Maldita embustera!. Y otra vez me atendió una gorda. Sería como ir a un oculista ciego.
Al único que le tengo fe ciega, es al pediatra de mi hijo, que fue también mi pediatra, el doctor amadeo. Es un capo di tutti li capi, primero está el Diego y detrás, Carlitos, el doc. Le llevo al nene porque tiene dolor de panza y diarrea, y a los gritos le dice “Seguís con cagadera?”. Lo llamo porque el nene está afónico, y me dice “Mejor así no puede hablar”. Un ídolo!. Apenas nació mi hijo, pasamos noches en vela por los cólicos. Lo llamo una mañana, le explico que mi hijito, esa personita especial que salio de mis entrañas, se retorcía del dolor. Me explica como hacerle masajitos. Le digo “Carlos, no puedo dormir, el nene no puede dormir. Dame algo para medicarlo o te lo dejo en el consultorio”. Me responde “Factor Ag. Si no funciona, dalo en adopción”. Genial!. Otro día: “Carlos, el nene tiene fiebre, lo noto medio ido, como pavote”. Respuesta “Serán los genes del padre?”. Lo amo!
Ahora me quiero poner las pilas. En breve cambio de mutual, y ya tengo una lista mental de los médicos a los que voy a ir. Empezaré por el ginecólogo, porque cada tanto paso dos meses sin menstruar. Gasto plata en evatests, me estreso ante la histeria de mi marido y de mi vieja.
También voy a ir a un clínico que me ayude a dejar de fumar. Gasto plata y salud en un vicio asqueroso que no me está haciendo nada bien.
Y ayer, levantándome, me torcí la muñeca mal.
Me duele, está hinchada y no puedo mover el dedo chiquito. Seguro tengo osteoporosis!