Fotulis y fotelis

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lunes, 6 de febrero de 2017

Fruta podre cai sozinha

En el camino de mi casa a la de mi ex, hay una santería.
Muchas veces pasábamos y yo quería pararme a mirar la vidriera, y él me agarraba del brazo y me hacía apurar el paso, diciendo “No, la que atiende me da miedo, nunca entré pero la veo y me asusta”.
A las pocas semanas de irme de su conflictiva vida, tuve la urgente necesidad (Acá en el plexo solar, como un ardor) de ir a esa santería. Fui con la excusa de comprar unos sahumerios.
Me terminé encontrando con la mujer más adorable, positiva, luminosa del mundo, que me llenó de energías positivas, me abrió un abanico de inquietudes, me llenó de una fe desconocida y me hizo volver a mi casa feliz, llena de consejos y de luz.
Volví con mis sahumerios y unas velas, pensando “Este salame le tenía miedo a la persona más adorable del mundo”.
Y si.
La oscuridad repele a la luz.
Como no tenerle miedo a quien es positiva en serio (No de la boca para afuera). Como no tenerle miedo a quien no cree sabérselas todas, si no que está abierta a aprender todo el tiempo.
Y de repente, fue todo más claro.
 Yo soy luz.
Y durante un tiempo muy corto, no hicieron más que apagarme. Y resurgí, y me encendí, y brillé más que nunca, con nuevas ganas de aprender, con una fe nueva, con un camino nuevo, con muchísimas inquietudes nuevas.
 Recién estoy asomándome al árbol.
La fruta podrida cae sola.
 Una vez por semana vuelvo a la santería a comprar mis cositas y a cargarme de energías lindas. El día que me anime, le voy a contar a la dueña todo esto.
Sin saberlo, me cambio la vida.