Fotulis y fotelis

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martes, 22 de marzo de 2011

Soy multiorgasmica!

Hace unos días, gracias a la mente abierta de Luján, que puso en su Factbook el link, accedí a un blog donde hablaban de los diferentes orgasmos femeninos.
Wait. Pensaban que iba a hablar de sexo? No mis amores! De mi vida sexual me ocupo yo, y bastante bien me va. Gracias por la preocupación.
Las mujeres tenemos la gran fortuna de no siempre necesitar del hombre, o en su defecto, de una mano amiga (propia o ajena, claro está) para tener la misma sensación orgásmica que se tiene mediante el sexo. Hay miles de cosillas que nos trasportan al séptimo cielo, sin necesidad de sudar, fingir (En el caso de que alguna necesite hacerlo), ni sacarse la ropa siquiera.
Leyendo ese blog, entendí que soy multiorgasmica. Si, pueden envidiarme. Hay un centenar de cosas que me producen un placer inmenso!. Si andan faltas de un buen orgasmo, y no tienen hombres, ni manos, ni chiches a mano, les súper aconsejo (Y ordeno) que ya mismo se pongan manos a la obra (Que sutileza la mia) y prueben alguna de estas cosas:

- Un buen masaje de pies
- Hacer un bizcochuelo de vainilla y oler como nuestra cocina se inunda de ese aroma
- Cerrar los ojos y rotar la cabeza
- Acostarse completamente desnuda en sabanas recién planchadas, con mucho suavizante y perfume para ropa
- Sacarse los zapatos apenas entramos a nuestra casa y disfrutar del piso frio
- Ir a la depiladora
- Taparse hasta las orejas en una coche de muchísimo frio, con una cobija bien pesada y gruesa
- Cantar a los gritos mientras nos duchamos
- Tomar mate en la cama, en silencio
- Dejar entreabierta la ventana, así nos despierta el rayito tibio de sol en la cara
- Dejar la crema hidratante en la heladera y untarnos con ella un día de mucho calor
- Mirar películas en la cama, comiendo helado o chocolate
- Hacerse la French manicure a una misma y que quede perfecta
- Cocinar y que nuestro novio se acerque por detrás y nos abrace
- Que te besen agarrandote la cara, o la nuca, con las manos
- Un buen abrazo, que te envuelva todo el cuerpo
- Tener un mejor amigo, con el cual jamás podría pasar nada, que te acompañe a todos lados, que sea de confianza, y que te abrace cuando lo necesitas, sin dobles intenciones
- Que te desvistan despacito, como si el tiempo se hubiese detenido
- Tener turno para algo (peluquería, medico, etc.) y que te atiendan puntualmente
- Ponerse perfume de bebé
- Hacer cucharita un día de lluvia
- Irse a vivir sola antes de los 30
- Amar y que te digan “Te amo”, mirandote a los ojos


Esos son algunos de mis orgasmos. Las invito a que descubran los suyos



lunes, 21 de marzo de 2011

Ser mujer, es cosa de machos!

Soy mujer. Mina. Piba. Chabona. Bruja.
Físicamente, igual a cualquier otra, con mis virtudes y defectos. Con mis orgullos y complejos. Tengo muy poca teta, pero se mancaron un embarazo, una lactancia sin caerse ni ablandarse. Tengo un culo enorme! Pero por más que engorde o adelgace, sigue firme, los jeans calzan genial. Tengo piernas demasiado cortas y fortachonas para mi gusto, pero justamente su fuerza es lo que me gusta de ellas. Puedo sacarle un diente a alguien de una patada. Hasta podría ser convocada para la Selección y patearía unos penales envidiables.
Mi panza, después de nacer Leandro, quedó como una piñata desinflada. Pero mi cintura sigue marcada. Tengo espalda grande, pero la contorsiono mejor que cualquier stripper.
Me costó muchísimo aceptar mis defectos, me sigue costando horrores quererme cuando me miro frente al espejo.
Soy impaciente. Soy intolerante. Soy mujer, pero no soporto los problemas de las mujeres. Nunca lloré más de 1 mes por un tipo. Una sola vez me dejé basurear por un hombre. Nunca más
Me tiño de negro porque la genética me dio un castaño rojizo que no me gusta nada y me dotó de canas prematuras. Si no me pongo crema después de la ducha, se me seca la piel muchísimo. Me lleno de rimmel porque tengo pestañas divinas que vale la pena resaltar. Me delineo los ojos con negro, porque me gusta la forma de mis ojos, y su mirar. Raramente me pongo rouge, porque tengo boca gruesa y naturalmente rosada. Calzo 40, pero adoro la forma de mis pies. Tengo un par de kilos de más, pero sé que ponerme para que no parezcan más de lo que son (Jamás me verán con un vestidito rosa floreado tipo Sarah Key, es el canto al mal gusto en una mujer obesa, ni me pondré jamás calzas de leopardo).
Siendo tan complicada, demente, frontal y abierta al conflicto, como es que conseguí novio? Nunca tuve relaciones solo para sexo. Hombre con el que arranqué una historia, se hizo novio mio. Como se hace, preguntaran. Es muy simple la respuesta!

1-Los hombres no soportan una mujer que se la pase hablando de un ex. En épocas de Twitter y Facebook, evitá escribir cosas como “Lo extraño”, “El innombrable”, “Hoy hace un año que conocí a ESE”, “Hoy me volvió a hablar”. Descartalo de lleno. Si un potencial novio (Desde ahora, llamado PN) lee eso, va a oler tu desesperación a kilómetros. Evitá también usar frases Sabinezcas, o de cualquier índole similar. Los hombres quieren una mujer dulce, no una mujer cursi y naïf. Lo cual aplica también para las amigas. Yo amo a mis amigas, las pocas que soporto. Y se los digo! Pero leer a una mujer declararle excesivamente su amor a una amiga “Ay amiga X, te amo te amo” es, para un PN, tan grasa como el vestidito floreado y la calza de leopardo.

2-No involucres al PN con tu círculo de confianza. Una tiende a meterlo caprichosamente, a agregarlo a los facebooks de sus contactos, a agregarle los MSN de sus amigos. NO. Un gran y rotundo NO. El PN es para disfrutar una. No para hacer un circo.

3-Si el PN pasó por nuestra cama, nos quiso un par de días y le agarra la loca fobia al compromiso y desaparece, le damos una sola oportunidad más. Más de 2, sos una boluda desesperada.

4-Si te peleas con el PN, te hace llorar y se lo contás a tus amigas, tenés autorizado volver con él 1 sola vez. Si tus amigas son realmente amigas, van a odiarlo por hacerte sufrir. Si lo odian cada vez que vos lo odias, y volvés, es que te cagas en la preocupación de ellas. Y si te celebran cada vez que volvés a él, es que disfrutan viéndote sufrir. Replanteate tus amistades si pasa eso.

5-El hombre, por naturaleza, es un nene malcriado. Hay que decirle cosas lindas, concederle caprichitos, ser un poco geisha. PERO! A la vez, tener un proyecto que no lo involucre.

6-Si salís con un PN, apagá el celular. Llamados de mami y papi bajan la libido, y espantan al PN. Lo mismo cuenta con el traslado. Salir con el PN, y que te vaya a buscar tu viejo, no solo es inmaduro, sino que te deja ante los ojos del PN como una inmadura. Ergo, no calificas como PN del PN, capicce? Tomate un taxi.

7-Si el PN no quiere hablar con vos, respetalo. Un gran NOOO a los llamados llorando, a los sms desesperados “Hablemos, no me hagas esto, por favor”, ni a los MSN rogándole una charla.

8-Volviendo al mundo virtual, hay que atarse los dedos. Despues de un apasionado encuentro con el PN, evitá los estados de Facebook o twitter del tipo “Que noche la de anoche”, “Quiero amanecer así todos los días”, “Amiga X, hoy soy feliz, te amo!” (Aplicamos regla 1 acá tambien). Una mujer debe tener amnesia, como un buen caballero. Ok si calificamos nuestras redes sociales como “Mi mundo, mi rincón, mi espacio donde soy yo” y demás pelotudeces, pero la intimidad no es tuya nomás. Hay que respetar la intimidad del PN un poco. Se aplica tambien a las peleas, desencuentros y reconciliaciones, etc, como bien vimos en la regla 1.

9- El PN pasa a ser N cuando él, y solo él, pronuncia las palabras magicas. Estas pueden variar, desde un “Sos mi novia”, “Querés ser mi novia?”, “Te amo”, etc. Por lo tanto, ni un viaje, ni un día entero, ni una semana, ni nada de eso califica al PN como N. Así que si el tipo después de eso se borra, es que solo sos un agujero. Si vuelve a nosotras y repite la huida, confirmado. Sos un agujero predispuesto. Ergo, morirás esperando que el PN sea N, cosa que jamás sucederá.

10- Si el PN nos tiene más de 6 meses revoloteando con sus idas y venidas, aplicar la regla 9.




viernes, 18 de marzo de 2011

Amor inalterable

El 19 de Marzo, mi abuelo cumpliría 82 años.
Cumpliría, bien digo, porque desde 1999 no lo tengo. Se fue, una puta enfermedad (La cual ya dije que me niego a nombrar) me lo robó. Me lo arrebataron sin prepararme para vivir sin él. A mis 18 años de ese entonces, no era consciente de cuanto podía perdurar en el tiempo el recuerdo de alguien, el dolor de no verlo más, la necesidad de abrazarlo, tocarlo, escuchar su voz.
Se llamaba Emanuel y era el hombre más puro que existió sobre la faz de la tierra. Fue mi abuelo, fue mi padre, fue mi amigo, es mi ángel. Era el que me daba caramelos a escondidas, el que el 1 de Enero empezaba a planificar mi cumpleaños (27/2), el que me llevaba y traía de todos lados, el que era capaz de mover cielo y tierra ante cualquier capricho mio. El que me hacia sentir especial por ser la ultima mujer de la familia. El que se comía mis primeros experimentos con la cocina y los festejaba, el que hacía que cada visita al supermercado sea más divertido que ir al Ital Park.
Me dio la infancia más hermosa que puede pedir una nena, y me dio también el primer dolor inmenso que mi alma pudo sentir.
Uno a veces suele criticar a sus abuelos. Por viejos, por enfermos, por sobreprotectores, por lo que sea. Yo jamás lo hice. Me hubiese mordido la lengua antes de decir algo malo de él. Era el mejor hombre del mundo, no había absolutamente nada que criticarle. Jamás me peleé con él, jamás le grité, jamás pensé que era hinchapelotas.
Cuando se enfermó, el mundo se me cayó, entero. Me hice la idea de que mi abuelo era Superman toda mi vida lo vi como un súper hombre capaz de parar un Scania solo con las manos. No era posible que caiga ante nada. Le escribí cartitas cada vez que estuvo internado, me deteriore a la par suya, me autodestruí a la par suya también.
Esa noche, quien sabe porque, decidí no dormir en casa. Quizás mi sexto sentido, que cada tanto me tira una soga, me hizo no estar en mi casa. Me gusta pensar que él, de alguna mágica manera, obró para no hacerme pasar por el momento en que mi abuela despertara y viese que él ya no respiraba. Fui a saludarlo, abrió los ojos. Me miró. Me preguntó, muy alarmado, que hacía yo ahí, en ese lugar (Mi mamá asegura que quizás él ya estaba en un plano intermedio entre el cielo y la tierra, y se asustó al verme ahí. Yo creo que él no quería que yo esté en el lugar – ni el día- donde él iba a morir. Quien sabe). Le expliqué que me iba a dormir a la casa de mi tía. Me agarró la mano y me miró.
Apreté su mano, muy fuerte, y le dije “Vos sabés cuanto te quiero, no?”.
Me sonrió, y me dijo “Yo también te quiero”. Le di un beso, cerró los ojos y me fui.
A las 4 am, me enteré que me había dejado. Para siempre.
Volví a casa, fui a la cama donde estaba, me abracé a su cuerpo y lloré hasta quedarme sin líquido en el cuerpo. Por única vez en mi vida, me olvidé de mis paranoias (Los muertos me dan impresión, siempre tengo la sensación de que, como en las películas, van a abrir los ojos y van a ser zombies devoradores de cerebros), me olvidé del mundo entero y le di, me di, nos dimos el abrazo que jamás volveríamos a tener.


Soñé con él una sola vez, a la semana de que se fue. Estaba como a 10 metros de distancia, con una sonrisa hermosa, enorme. Me saludaba con la manota esa gigante que tenía, bien alta.
El resto de mi familia si, lo soñó. Yo nunca más. Durante un tiempo me enojé con él, por no venir a verme de esa forma, me sentí dejada de lado, hasta que entendí que cuando tenés algo importante que decirle a alguien, buscas cualquier medio para comunicarte con esa persona. Si no tenés que decir absolutamente nada, te quedas a su lado, sin hablar. Y es así, nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos, así que nos quedamos calladitos, uno al lado del otro. Yo sé que él está conmigo, y él sabe que estoy con él. No necesitamos nada más.
Puedo decir, con algo de orgullo, que dejé mi mundo adolescente de lado antes y después de que se vaya. Dejé de lado mis preocupaciones de ese entonces y pensé día y noche en él. Conozco gente que vivio puteando a sus abuelos, se interesó por pelotudeces durante la enfermedad de los mismos, y lloró por cosas menos importantes en el día de la muerte de estos. Yo jamás podría perdonarme hacer eso. No con el amor que le tuve, y tengo, a mi abuelo. Tanto, pero tanto amor, que mi hijo lleva su nombre (Se llama Leandro Manuel, le decimos Leandro, y si en algún momento de su futura adolescencia, decide que lo deben llamar Manuel, estaría más que feliz).
Honestamente, fue uno de esos hombres que jamás se olvidan. Mi abuela debe haber sido la mujer más feliz del mundo, seguramente.




jueves, 17 de marzo de 2011

Si la vida es sueño, despiertenme!

Tuve un sueño horrendo. Me desperté en mitad de la noche, aferrada cual garrapata a mi marido, y con la cara llena de lágrimas, porque en mi sueño, lloraba.
Soñé que amanecía en la cama de un hospital, me sentía muy débil. Estaba mi mamá, estaba mi marido, que tenía la misma cara que tiene cuando está deprimido, devastado, desolado. Algo pasaba. Mi mamá no se quedaba quieta, típico de ella. Alisaba las sabanas, sacudía miguitas, levantaba papelitos. Todo sin mirarme a los ojos. Definitivamente, algo pasaba.
Entró un medico (Y acá me detengo en la parte más ilógica de mi sueño, el medico era Jorge Rial! Si, lo sé, sueño cosas psicodélicas), acompañado de mi adoradísimo ginecólogo, Pablito B.
Caras de incertidumbre, caras de preocupación, y el diagnostico. La puta enfermedad que empieza con C.
C de Celeste, C de Cagamo fuego, Cagamo.
El C (Me niego a mencionarla, la detesto, se llevó a mucha gente querida, la odio, le temo) estaba cómodamente instalado en mis pulmones y mis ovarios. Se operaba, se trataba, había esperanzas. Pero yo lloraba. Lloraba por miedo, lloraba de bronca (Recuerdo la frase del Doc “Ya tenés un hijo”) y miraba a mi marido (El hombre con quien sueño volver a ser madre, el hombre que elegí para envejecer a su lado, el HOMBRE que me hizo más mujer que nadie en mi vida, el hombre al que jamás dejé de amar ni un solo minuto desde que lo conozco, el hombre del que me enamoré realmente por primera vez en mi vida) y lloraba nuevamente. Recuerdo que morirme no me importaba. Si me importaba hacerle eso a EL. Irme sin haberle dado la oportunidad de pasar por cosas que aún no pasó, irme sin darle la oportunidad de tener un bebé con él, irme y hacerlo pasar por la desolación que se siente perder a alguien de esa forma tan chota.
Y me desperté, como bien dije al empezar a escribir, abrazada a él, abrazándolo con todo mi cuerpo, y con la cara llena de lágrimas. Nunca me había pasado de llorar en un sueño y darme cuenta que lloraba dormida. Es más, escribo esto y lloro al recordarlo.
Apenas se despertó Pablo, se lo conté. Me dijo algo que me quedó grabado, tatuado en la cabeza: “Te lo estás provocando vos, vivís llamando al C”
Y si, puede ser. Vengo de una flia que sucumbió ante la puta C. Bisabuelo, tío, abuelo, abuela. Hace poco recuperé contacto con alguien que también la está luchando. Admito que soy hipocondríaca. Me duele la cabeza y ya pienso en un tumor. Vivo palpándome las lolas y las axilas por si tengo bultitos raros. Si me duele el estomago, ya me asusto. Cada vez que prendo un cigarrillo, me culpo.
Pero lo que más me hizo pensar, es lo siguiente: Porque esas dos zonas tan marcadas? Pulmones y ovarios?. Los pulmones, entiendo. Tengo que dejar de fumar. Estoy fumando demasiado, soy consciente de que tengo que largar el vicio. Ese mensaje lo entiendo.
Pero…los ovarios?. Que tipo de mensaje encierra eso?. Recuerdo que en el sueño, lo único que pensaba era en que tengo 30 años, que no quiero dejar de ser fértil, ni ser menopáusica a la fuerza, en que merezco pasar una vez más por la increíble experiencia de tener un bebé creciendo en mi panza.
En mi flia, todas las mujeres llegaron a los 40 y dejaron de menstruar. Algunas antes. Pero los 40 era el tope. Por ende, si la genética me suma a esa tendencia, me quedan 10 años más por delante de vida reproductiva. 10 años, no antes. Si bien en este momento, Pablo y yo decidimos que no estamos ni económicamente, ni psicológicamente preparados, sé que quiero tener un hijo con él. No ahora. Quizás en 5 años. Arreglamos volver a charlarlo dentro de 5 años, lo cual es un plazo lógico, teniendo en cuenta que en Mayo cumpliremos 2 años como pareja. Tengo la plena seguridad de que es ÉL con quien quiero hacerlo, no otro. Uno de mis mayores sueños es acunar a un bebito con sus mismos ojitos y sus mismos gestos, con mi nariz y mi boca. Va a ser una nena preciosa. Seguramente la eduquemos en un ambiente muy artístico, seguramente seamos más amigos que padres. Seguramente le hablemos de frente, sin edulcorarle la realidad. Seguramente Pablo va a ser muy celoso de su nena, y ella va a desarmarse de amor por su papá. Y va a llamarse Violeta Gisela. Y le voy a enseñar a cocinar, le voy a pintar las uñas, su papá le va a enseñar a tocar la guitarra. Es más, quizás le regalemos una guitarrita cuando cumpla 5 años. Y una de juguete apenas nazca. Y un micrófono de juguete. Y va a dormirse solo si su papá le canta. Y Pablo le va a escribir canciones desde que esté en mi panza. Vamos a ser sus nenas.
Merezco pasar por eso nuevamente. Con mi hijo pasé un embarazo de mierda, a nivel afectivo, lo tuve con un tipo con quien no quería tener hijos, con quien pasé 5 años porque él mismo me convenció de que yo no merecía algo mejor. A pesar de que amo a mi hijo, mi cachorro, más que a nada en el mundo, y fue amado desde el primer instante, quiero saber que se siente teniendo un embarazo deseado, buscado. Quiero un embarazo de a dos. Algún día lo viviré. Ojalá sea en 5 años.
Por lo pronto, tengo 30 años recién cumplidos y no quiero morirme. No sin haber conocido Italia, no sin haber ido jamás a dejar una lagrima en la tumba de mi mejor amiga, no sin haber visto crecer a mi hijo, no sin tener mi propia casa, con un patio con parrillita y una maceta con menta, romero y albahaca. No sin haber probado sushi y decidir si me gusta o no. No sin haberle cocinado una vez a mi viejo y que vea lo bien que me enseñó. No sin oír al menos una vez a mi madre decirme que está orgullosa de mi, o que hago algo bien. No sin oír a mi hermano felicitarme en vez de criticarme.
Dicen que esa enfermedad, la de la C, es un conjunto de broncas acumuladas, cosas que se callan, cosas que no se perdonan. Así que desde hoy, empiezo mi tratamiento anti-C. No voy a callarme más nada, ni a acumular broncas. A los que se consideran enemigos míos, los perdono (Perdón por ni siquiera considerarlos enemigos). A los que me consideran estúpida, también los perdono (Perdón por no tener ganas, o necesidad, de demostrarles cuanto se equivocan). A aquellos que alguna vez me juzgaron, los perdono (Y perdón por tener certeras razonar para hacer las cosas que hago). A mis ex novios, ex chongos, ex simpatías, los perdono (Y perdón por haberlos olvidado). A los que hablan a mis espaldas, los perdono (Y perdón por no malgastar mi tiempo imitándolos).
Por lo pronto, voy a vivir de otra forma. Intentaré dejar de fumar. Intentaré vivir sin miedo al mañana. Intentaré dormir de noche.
Voy a disfrutar de caminar descalza por mi casa, voy a disfrutar de estar sola en mi casa, voy a disfrutar tomar mate aunque sepa que después voy a tener acidez, voy a disfrutar cuando mis gatas se acuesten encima mio, en vez de quejarme porque están cada día más gordas y dependientes.
Voy a disfrutar de tener al lado al hombre que tengo, en vez de quejarme por sus pequeños defectos. Al fin y al cabo, tiene muchísimas más virtudes, jamás tuvo miedo a comprometerse conmigo, jamás me negó, ni mintió, jamás me dijo “Estás yendo muy rápido” ni “Vos me querés más de lo que yo te quiero”.
Voy a disfrutar de la hiperactividad de mi hijo, en vez de retarlo. Al fin y al cabo, es un caballerito, que cuando le pregunto “Como me queda esto?”, me dice “Estás hermosa mami”, me da la mano cuando vamos por la calle y me charla como si fuera adulto, tiene intereses muy copados para un nene de 8 años (me hizo interesarme nuevamente por la mitología, se fascina escuchándome contarle cosas sobre Egipto, escucha a Michael Jackson y se interesa sobre su carrera)
Si alguien que sepa sobre el significa de los sueños me lee, me encantaría una interpretación


viernes, 4 de marzo de 2011

Mi mejor amiga tiene pito

Me crié entre hombres. Detesto a las mujeres, detesto oir sus dramones, me aburren sus historias, no soporto escucharlas más de 15 minutos (Hermosa contradicción, trabajo con muchisimas mujeres y paso 1 hora con cada una!). Hace casi 4 años, cuando murio Gisela, perdí esa complicidad que se suele tener con una sola persona entre miles. Hace 1 año, de la forma más ridicula posible, tuve la increible suerte de encontrar ese ser maravilloso que sabe cuando menstruo, cuando no menstruo, cuando discuto con mi marido, sabe hablar y escuchar, sabe hacerme reir y entiende cada una de mis locuras, le gusen o no.
El tema, es que mi mejor amiga tiene pito. Es un nene. Y lo adoro!. Hoy me demostró lo bien ganado que tiene ese titulo. Me vino a buscar, previo al show, se banco mis nervios de groupie, me dio su silla para que vea mejor, me pagó la gaseosa y se desvio miles de cuadras para dejarme en la puerta de casa. Es el perfecto reemplazo de mi marido, solo que sin sexo, lo cual es genial!
La amistad entre el hombre la mujer EXISTE. Definitivamente. El flaco es capaz de bancarme horas, de cagarse de sueño para hacerle el aguante a mi marido, da, da y da, sin reprochar, sin pedir nada a cambio. Y es una tumba en cuanto a mis secretos. Es el unico que cuando necesité una mano amiga, se interesó, aún no estando de acuerdo con lo que hacía, llamandome todos los días para saber como estaba. Y eso no se olvida jamás.