Fotulis y fotelis

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jueves, 17 de marzo de 2011

Si la vida es sueño, despiertenme!

Tuve un sueño horrendo. Me desperté en mitad de la noche, aferrada cual garrapata a mi marido, y con la cara llena de lágrimas, porque en mi sueño, lloraba.
Soñé que amanecía en la cama de un hospital, me sentía muy débil. Estaba mi mamá, estaba mi marido, que tenía la misma cara que tiene cuando está deprimido, devastado, desolado. Algo pasaba. Mi mamá no se quedaba quieta, típico de ella. Alisaba las sabanas, sacudía miguitas, levantaba papelitos. Todo sin mirarme a los ojos. Definitivamente, algo pasaba.
Entró un medico (Y acá me detengo en la parte más ilógica de mi sueño, el medico era Jorge Rial! Si, lo sé, sueño cosas psicodélicas), acompañado de mi adoradísimo ginecólogo, Pablito B.
Caras de incertidumbre, caras de preocupación, y el diagnostico. La puta enfermedad que empieza con C.
C de Celeste, C de Cagamo fuego, Cagamo.
El C (Me niego a mencionarla, la detesto, se llevó a mucha gente querida, la odio, le temo) estaba cómodamente instalado en mis pulmones y mis ovarios. Se operaba, se trataba, había esperanzas. Pero yo lloraba. Lloraba por miedo, lloraba de bronca (Recuerdo la frase del Doc “Ya tenés un hijo”) y miraba a mi marido (El hombre con quien sueño volver a ser madre, el hombre que elegí para envejecer a su lado, el HOMBRE que me hizo más mujer que nadie en mi vida, el hombre al que jamás dejé de amar ni un solo minuto desde que lo conozco, el hombre del que me enamoré realmente por primera vez en mi vida) y lloraba nuevamente. Recuerdo que morirme no me importaba. Si me importaba hacerle eso a EL. Irme sin haberle dado la oportunidad de pasar por cosas que aún no pasó, irme sin darle la oportunidad de tener un bebé con él, irme y hacerlo pasar por la desolación que se siente perder a alguien de esa forma tan chota.
Y me desperté, como bien dije al empezar a escribir, abrazada a él, abrazándolo con todo mi cuerpo, y con la cara llena de lágrimas. Nunca me había pasado de llorar en un sueño y darme cuenta que lloraba dormida. Es más, escribo esto y lloro al recordarlo.
Apenas se despertó Pablo, se lo conté. Me dijo algo que me quedó grabado, tatuado en la cabeza: “Te lo estás provocando vos, vivís llamando al C”
Y si, puede ser. Vengo de una flia que sucumbió ante la puta C. Bisabuelo, tío, abuelo, abuela. Hace poco recuperé contacto con alguien que también la está luchando. Admito que soy hipocondríaca. Me duele la cabeza y ya pienso en un tumor. Vivo palpándome las lolas y las axilas por si tengo bultitos raros. Si me duele el estomago, ya me asusto. Cada vez que prendo un cigarrillo, me culpo.
Pero lo que más me hizo pensar, es lo siguiente: Porque esas dos zonas tan marcadas? Pulmones y ovarios?. Los pulmones, entiendo. Tengo que dejar de fumar. Estoy fumando demasiado, soy consciente de que tengo que largar el vicio. Ese mensaje lo entiendo.
Pero…los ovarios?. Que tipo de mensaje encierra eso?. Recuerdo que en el sueño, lo único que pensaba era en que tengo 30 años, que no quiero dejar de ser fértil, ni ser menopáusica a la fuerza, en que merezco pasar una vez más por la increíble experiencia de tener un bebé creciendo en mi panza.
En mi flia, todas las mujeres llegaron a los 40 y dejaron de menstruar. Algunas antes. Pero los 40 era el tope. Por ende, si la genética me suma a esa tendencia, me quedan 10 años más por delante de vida reproductiva. 10 años, no antes. Si bien en este momento, Pablo y yo decidimos que no estamos ni económicamente, ni psicológicamente preparados, sé que quiero tener un hijo con él. No ahora. Quizás en 5 años. Arreglamos volver a charlarlo dentro de 5 años, lo cual es un plazo lógico, teniendo en cuenta que en Mayo cumpliremos 2 años como pareja. Tengo la plena seguridad de que es ÉL con quien quiero hacerlo, no otro. Uno de mis mayores sueños es acunar a un bebito con sus mismos ojitos y sus mismos gestos, con mi nariz y mi boca. Va a ser una nena preciosa. Seguramente la eduquemos en un ambiente muy artístico, seguramente seamos más amigos que padres. Seguramente le hablemos de frente, sin edulcorarle la realidad. Seguramente Pablo va a ser muy celoso de su nena, y ella va a desarmarse de amor por su papá. Y va a llamarse Violeta Gisela. Y le voy a enseñar a cocinar, le voy a pintar las uñas, su papá le va a enseñar a tocar la guitarra. Es más, quizás le regalemos una guitarrita cuando cumpla 5 años. Y una de juguete apenas nazca. Y un micrófono de juguete. Y va a dormirse solo si su papá le canta. Y Pablo le va a escribir canciones desde que esté en mi panza. Vamos a ser sus nenas.
Merezco pasar por eso nuevamente. Con mi hijo pasé un embarazo de mierda, a nivel afectivo, lo tuve con un tipo con quien no quería tener hijos, con quien pasé 5 años porque él mismo me convenció de que yo no merecía algo mejor. A pesar de que amo a mi hijo, mi cachorro, más que a nada en el mundo, y fue amado desde el primer instante, quiero saber que se siente teniendo un embarazo deseado, buscado. Quiero un embarazo de a dos. Algún día lo viviré. Ojalá sea en 5 años.
Por lo pronto, tengo 30 años recién cumplidos y no quiero morirme. No sin haber conocido Italia, no sin haber ido jamás a dejar una lagrima en la tumba de mi mejor amiga, no sin haber visto crecer a mi hijo, no sin tener mi propia casa, con un patio con parrillita y una maceta con menta, romero y albahaca. No sin haber probado sushi y decidir si me gusta o no. No sin haberle cocinado una vez a mi viejo y que vea lo bien que me enseñó. No sin oír al menos una vez a mi madre decirme que está orgullosa de mi, o que hago algo bien. No sin oír a mi hermano felicitarme en vez de criticarme.
Dicen que esa enfermedad, la de la C, es un conjunto de broncas acumuladas, cosas que se callan, cosas que no se perdonan. Así que desde hoy, empiezo mi tratamiento anti-C. No voy a callarme más nada, ni a acumular broncas. A los que se consideran enemigos míos, los perdono (Perdón por ni siquiera considerarlos enemigos). A los que me consideran estúpida, también los perdono (Perdón por no tener ganas, o necesidad, de demostrarles cuanto se equivocan). A aquellos que alguna vez me juzgaron, los perdono (Y perdón por tener certeras razonar para hacer las cosas que hago). A mis ex novios, ex chongos, ex simpatías, los perdono (Y perdón por haberlos olvidado). A los que hablan a mis espaldas, los perdono (Y perdón por no malgastar mi tiempo imitándolos).
Por lo pronto, voy a vivir de otra forma. Intentaré dejar de fumar. Intentaré vivir sin miedo al mañana. Intentaré dormir de noche.
Voy a disfrutar de caminar descalza por mi casa, voy a disfrutar de estar sola en mi casa, voy a disfrutar tomar mate aunque sepa que después voy a tener acidez, voy a disfrutar cuando mis gatas se acuesten encima mio, en vez de quejarme porque están cada día más gordas y dependientes.
Voy a disfrutar de tener al lado al hombre que tengo, en vez de quejarme por sus pequeños defectos. Al fin y al cabo, tiene muchísimas más virtudes, jamás tuvo miedo a comprometerse conmigo, jamás me negó, ni mintió, jamás me dijo “Estás yendo muy rápido” ni “Vos me querés más de lo que yo te quiero”.
Voy a disfrutar de la hiperactividad de mi hijo, en vez de retarlo. Al fin y al cabo, es un caballerito, que cuando le pregunto “Como me queda esto?”, me dice “Estás hermosa mami”, me da la mano cuando vamos por la calle y me charla como si fuera adulto, tiene intereses muy copados para un nene de 8 años (me hizo interesarme nuevamente por la mitología, se fascina escuchándome contarle cosas sobre Egipto, escucha a Michael Jackson y se interesa sobre su carrera)
Si alguien que sepa sobre el significa de los sueños me lee, me encantaría una interpretación