Fotulis y fotelis

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viernes, 26 de diciembre de 2014

Quiero, no quiero

-         Yo no quiero convivir nunca más con alguien, ni tener más hijos ni pasar las fiestas con la familia de nadie
-         Bueno, esa es una de las cosas que no tenemos en común

Horas después, tomando mate con mi vieja, quejandonos porque en Año Nuevo vamos a ser 6 gatos locos (Cada vez menos), me dice “Es hora de que ustedes empiecen a formar familia”

Y me quedé pensando en eso, desde esta madrugada, hasta hoy.
Quiero esas cosas? Quiero la vida de Susanita? No la quiero? La quiero pero me quiero convencer de que no la quiero porque es más fuerte mi miedo?
Y la respuesta quizás sea SI. Quiero. Pero no me animo.
Quiero la casa, el hombre, el perro, el gato, el auto, y Navidad y Año Nuevo llenos de gente.
Quiero domingos de mate en Sierra de los Padres y quiero peleas en el Supermercado.
Quiero pelear por elegir nombres para hijos que no sé si tendré.
Quiero hacerle probar una salsa a alguien con el cucharón de madera y retarlo si mete el pancito en la olla.
Quiero ser vieja y cocinar sin sal así no le sube la presión al pobre viejo que esté conmigo.
Obviamente que quiero todo eso. Pero no sé cuando. Ni sé con quien. No lo quiero con cualquiera que aparece en mi vida.
Quiero todo eso, pero no me animo. Quiero todo eso, pero no me animo a quererlo con alguien.
Es más fácil ir por la vida diciendo que no lo quiero, porque soy una convencida de que jamás lo tendré. Me ahorro ilusionarme y sobrevivir a la decepción.
Pero claro que lo quiero. 


martes, 23 de diciembre de 2014

No fui yo quien perdió

En cualquier película de Hollywood, si un tipo te dice que no puede ofrecerte más que ser tu “compañero sexual” (Como si pijas faltaran) y la remata con un “Además, te quiero!”, le metés un cachetazo y le tirás sus porquerías por la ventana.
Por supuesto que yo no vivo en Hollywood, ni esto es una película, así que ni siquiera respondí ese mensaje, porque ni eso merece.
En cualquier película de Hollywood, el flaco debería estar tocándome el timbre, con un ramo de flores, llorando, rogando mi perdón y declarándome su amor (Amor, cariño, no soy pretenciosa). O un sms. O un llamado. O la ventanita del chat de Facebook titilando, con un “Mirá, no soporto la idea de perderte, quiero animarme. Perdoname por ser tan cagón, enseñame a no ser tan pelotudo”. Yo me tomaría un taxi hasta la casa y suena algún tema híper meloso, mientras los créditos corren.
Pero no, no sucedió. Porque yo no vivo en una película de Hollywood. Y porque esas cosas a mi no me ocurren.
Y recién, mientras acariciaba a mi perro, mirando el monitor, esperando el milagro, pensaba “Una vez más, puse fichas y perdí”. Y no debería ser así. Yo no perdí, yo gané el no fumarme un lastre traumado. En todo caso, el que perdió fue él.
Se perdió una mina que le hubiera dado alas para volar y motivos para volver, porque ella también quiere eso.
Se perdió una mina que es feliz viendo una película en la cama, sin necesidad de salir a gastar plata.
Se perdió una mina que con todo el amor del mundo cocina lo que le pidan, cantando y sin preocuparse si se le llenan las manos de olor.
Se perdió una mina que jamás tolera que le ceben mate. Los ceba ella o no se toman.
Se perdió música, se perdió mimos, se perdió risas, se perdió todo.
Me perdió a mi.
Se perdió querer. Se perdió que lo quieran. Se perdió aprender. Se perdió ser hombre. Se perdió ser adulto.

Me perdió a mi.


lunes, 22 de diciembre de 2014

Además, te quiero

Ya no confio en los “Te quiero” dichos a través de un monitor. No creo en los “Te quiero” dichos luego de hacer lo posible por perderme.
Hay cosas que ya no tolero. Ya no tengo fuerzas para sentirme miserable e incapaz de tener algo lindo.
Si me querés, no intentás perderme.
Si me querés, me querés a tu lado.
Si me querés, me querés siempre, no me querés cuando “pinte”
Si me querés, me querés sin plazos.
Si me querés, no me denigras a papeles insultantes.
Si me querés, haces un rollito con tus mambos, te los metés en el fondo del orto, y te la jugás. Y te animás. Y me ayudás a animarme. Y hacés otro rollito con mis miedos y me ayudás a que me los meta yo en mi propio culo.
Si me querés, deberías estar hecho un trapo de piso, porque acabás de perderme.
Claramente no me querés. O querés muy mal.
Y claramente, yo merezco que me quieran de verdad, y mejor.

Yo no te quiero. No puedo querer a alguien que es incapaz de sentir que le importo. Y yo soy muy importante.  


lunes, 15 de diciembre de 2014

Amor de-mo-ra

“Odio la palabra novio” dije esta madrugada, acurrucada en un abrazo, luchando por no sacudir las manos, cosa que siempre hago cuando hablo.
“MI NOVIO” me suena a objeto que nos pertenece, me suena a prisión, a rotulo, a dejar de ser uno, para ser propiedad de otro.
Hace más de 3 años que no uso esa palabra y no sé si quiero volver a usarla. Me acostumbré a estar sola y a SER sola. A ser feliz sin necesidad de que mi felicidad depende de alguien más.
“No quiero tener novio. Por ahí si soy más de querer un compañero de ruta” dije, también.
Y cuando volví a casa, mientras me tomaba un té y esperaba que mi perro termine de hacerme su inspección olfativa, pensaba en esa frase.
Yo no sé si mi compañero de ruta existe. No sé si alguna vez lo conoceré. Quizás ya lo conozco y no me di cuenta, o no nos hemos reconocido. O quizás no sea el momento para ambos. O quizás ambos tengamos miedo.
Mi compañero de ruta, mi compañero de vida me hace reir a carcajadas. Nos peleamos como nenes chiquitos, nos reconciliamos como adolescentes y nos amamos como adultos.
Mi compañero de ruta no necesita verme todos los días. Me da alas para volar y me da motivos para volver. Me ama suya, lo amo mio, nos amamos nuestros, pero sin atarnos.
Entiende que estoy acostumbrada a dormir sola, a pesar de que un par de noches duerma con él.
Mi compañero de ruta sabe que para hacerme feliz, tiene que recordarme que me ama y me elige así como soy. Sabe que no necesito plata para pasarla bien, sabe que con estar tirada en la cama mirando una película, soy feliz. Sabe que me gustan más los abrazos que los regalos. Sabe que soy ansiosa y siempre necesito saber de antemano todo, porque detesto la incertidumbre.
Mi compañero de ruta y yo nos entendemos con mirarnos a los ojos. Y nos entendemos tanto, que además de tenernos a nosotros, tenemos al resto. Tenemos proyectos en solitario y en común. Él sabe que mis estudios me importan más que nada, acompaña, ayuda, apoya, incentiva. Así como yo lo hago con los suyos.
No quiero pelear por ver con quien pasamos las fiestas, ni quiero almorzar todos los domingos con la familia, ni salir todos los fines de semanas con sus amigos (O él con los mios). Somos felices juntos y somos felices separados, total, él sabe que me tiene. Y yo sé que lo tengo.

Yo no sé si existirá. Tampoco sé si alguna vez nos encontraremos en esta vida. Pero si de algo estoy segura, es que cuando deba ser, nos reconoceremos. Y nos elegiremos. Porque el amor, difícil como es, se trata únicamente de eso: elegirse. 


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Miedo a tener miedo

Me encantaría tener las cosas claras a mis 33 años, pero no. Me doy cuenta que existen cosas que jamás entenderé, cosas a las que tengo miedo. Miedo a tener miedo.
El amor es una de ellas. El amor me da miedo. Necesito a mi lado a alguien que no tenga miedo, que me ayude a naturalizar las cosas y a espantar fantasmas. Pero pareciera que así como yo, hay muchos miedosos. Más de los que imagino.
Y si a mi miedo, le sumamos el miedo de otro…me alejo. Apenas puedo con mis miedos, no tengo energías para los miedos de otro.
Y cuando pensás “Ah, si acá intento, si acá pongo un poco de interés, podría ser, ojo”, y el miedo ajeno te empieza a poner paredones…me alejo. Ya no tengo ganas de perder tiempo, ni sentir tristezas, ni extrañar, ni nada de eso.
Claramente no existe la persona que yo necesito. Y claramente no me sale fingir onda con quienes me dan a entender que no le pondrán ganas a la posibilidad de ser, quizás, esa persona.
Y me alejo.
Y no me gusta la persona en la que me convierto cuando me alejo. Cada día mas cariñosa con los amigos, cada día más fria con el resto. Justamente yo, que soy lo más franela del mundo.
Y vuelvo a levantar paredones, y les pongo doble capa de cemento. No sea cosa que venga el lobo y de un soplido me los derribe.
Quizás sea tiempo de ser el lobo y no uno de los tres chanchitos. Quien sabe.
Si algo aprendí, es que quien me suma miedos, no me sirve.

Quien no se la juega por mi, tampoco.



miércoles, 24 de septiembre de 2014

Yo te quiero, pero…

Esta última semana me descubrí diciendo esa frase varias veces. En ocasiones, al “pero…” le seguía una frase linda, o una frase fea. Por suerte, las frases lindas han sido mayoría.
Estoy cambiando. Y para bien.
Dejé de permitir que gente toxica contamine mi esencia con su forma turbia de manejarse, dejé de permitir que intenten manejarme, dejé de tolerar maltratos, dejé de callar para evitar conflictos.
A veces, el decir “Basta” genera reacciones negativas. No todos están preparados para reconocerse como personas toxicas. Y otras tantas veces, la reacción violenta ayuda al alejamiento que veníamos buscando hace tiempo.
Y te alejás, sin remordimientos, y empezas a descubrir que tenés cerca gente que te dice que no te equivocás, gente que anhelaba que digas “Basta”. Gente que te quiere en serio y que quieren verte florecer.
Siempre digo que tengo muchísima suerte por tener cerca personas sanas.
Mis nuevas amigas (Las de todos los días, las amigas del arte, las amigas con las que puedo contar en buenas y malas) están ahí para apoyar, ayudar a crecer, reír, llorar, acompañar, sin necesidad de planificar nada, simplemente con un “Che, juntémonos” “Dale”. Sin competir, simplemente queriendo caminar el mismo camino, a la par.
Mis amigos de siempre (A los que por tiempo, no veo seguido) que siempre tienen un minutito para preguntar como estoy, para contarme algo, para un “Te quiero mucho” sin necesidad de que sea una fecha “importante”. Querer sin vergüenza, querer sin motivo. Querer. Simplemente.
Los amigos de la música, que enseñan y aprenden con uno, que no necesitan sentirse superiores a nadie ni menospreciar a los que, como yo, recién transitamos nuestros primeros pasos en el arte.
Decir “Yo te quiero mucho, pero…” libera el alma, te alivia el dolor de garganta, te libera la voz, te limpia el alma y te recarga de energía.
Como quien limpia el ropero y saca la ropa fea o que ya no va a usar, limpiarse de gente cada tanto, renueva todo.
 La buena energía atrae gente con buena energía. Y me ha sido muy grato que muchos de mis “Yo te quiero mucho, pero…” tengan como respuesta cosas positivas, un “Yo también” o un “Ya sé, perdoná”, "No sabía que te hacía sentir eso", "Como lo solucionamos?".
Quizás sea la primavera, quizás sea que mi casa huele a jazmines, quizás me haya aburrido de esperar, quien sabe. Pero estoy cambiando. Y para bien. Y soy muy feliz. Y los que realmente me quieren BIEN, son felices al notarlo.

 

sábado, 13 de septiembre de 2014

Gente fósforo.

Soy una convencida de que cierta gente pasa por nuestras vidas en momentos en los que necesitamos que estén. Y luego, una vez cumplido su ciclo, empezamos a necesitar otras cosas. Otras gentes.
 La gente cambia, todos cambiamos. Y todos somos reemplazables.
Todos tenemos una luz, una llama interna. Y existe gente fósforo, que no pueden mantener su llama si no van apagando la del resto.
Yo he vivido muchos años apagada, rodeándome de muchos fósforos, hasta que al fin pude encender mi luz, mi llamita. Y ahí está, manteniéndose pese a todo, intentando ser un fueguito que no se apague con ningún viento, por más tormentoso que sea.
A mi luz le costó años (Y no exagero) encenderse, enfrentar a mis viejos, decirles “Hey, quiero estudiar música, no quiero ser una persona esclavizada a un laburo horrible, quiero ser feliz siendo lo que siempre quise ser”.
 Mi luz necesita gente que la ayude a mantenerse encendida.
Gente que cada tanto me recuerde que me quiere. Gente que en vez de restar, sume. Gente que me abrace. Gente que me incentive. Gente que no necesite que yo esté mal para estar bien ellos. Gente que se haga el tiempo para verme. Gente que me exija verme. Gente que me respete para que yo los respete. Gente que brinde para poder reclamar. Gente que me apoye así los apoyo yo.
Elegí una carrera donde no puedo tener anclas. El artista necesita que lo motiven, que le refuercen el autoestima, que demuestren interés en lo que hace y aprende. Y es jodido darse cuenta que jamás se te brindó eso.
Creo que el amor, la amistad y cualquier unión entre seres de la misma especie se basa en eso. Y es horrible que toda la gente a la que le contás tus dudas sobre alguien que se está volviendo fósforo, te digan que si, que siempre lo creyeron. Que notan actitudes que no están buenas. Que notan celos que ni te dabas cuenta que existian. Que te alejes antes de que te apaguen. Que busques gente que te quiera ver feliz y siempre encendida.
La gente no cambia. El que cambia es uno. Quizás yo cambie. Quizás haya cumplido un ciclo. Quizás al tener mi luz de nuevo encendida, pueda ver cosas que antes, en penumbras, no veía. Quien sabe.
 Duele? Mucho.

 

lunes, 4 de agosto de 2014

Amor descartable

Siempre fui de las que bancan mucho el sexo sin amor, cuando el amor no llega. Que una sea soltera no significa que sea célibe. Y la nena cada tanto pide cariño.
No banco el sexo por el sexo mismo. No puedo tener sexo con alguien que no me atrae, ni puedo ir a un bar, fichar alguno e ir a un telo. Necesito un tiempo de “onda”.
En esta era de “Amor descartable”, muchas mujeres separamos amor, sexo y “enganche”.
No todo tipo con el que nos acostamos, nos engancha. No todo tipo que nos “engancha”, nos enamora. Eso quiero que siempre lo tengan en claro.
Mandar un mensaje al día siguiente de acostarnos con ustedes, NO es estar enganchada. Se envía por educación, o por buena onda. Que intentemos conservar la buena onda, o en su defecto, intentemos crear una amistad, NO significa que el tipo sea un buen garche.
Me pasó hace poco, de acostarme con alguien que me gustaba, pero que sexualmente no me cerraba. Le di una nueva chance, y desde ese día, se borró.
Una, que es más insegura que el Conurbano Bonaerense, tiende primero a pensar “Uh, lo espante” “Debo estar hecha una vaca” “Soy fea” “Cojo mal”.
Pero después, en frío, cuando empezas a reírte por el hecho de que un tipo que aguanta 2 minutos POR RELOJ teniendo sexo, te esquive así, te das cuenta de algo importantísimo. La violencia.
Hoy, en tiempos de violencia de género, eso, no es ser violento?
Hacer sentir a una mujer que solo sirve para 2 polvos, no es ser violento?
No tener siquiera la educación de decir “Che, la pasé genial pero yo estoy en un momento de mi vida en el que no quiero compromisos”, no es ser violento?
Que te hagan sentir un cacho de carne con agujero, no es igual de violento que una trompada?
Que el amor descartable no se confunda con violencia. Que estas épocas de sexo sin compromisos no se confundan con dejar de ser humanos.



 

lunes, 30 de junio de 2014

Poniendola sin saber




En el 2011, escribí una entrada sobre los errores tipicos de un hombre en la cama. Tuve la suerte de ir conociendo otros hombres, otras experiencias, otras anécdotas, e ir enriqueciendo el horizonte.
Lógicamente, como siempre digo, no soy sexóloga, ni siquiera me considero un gran garche, pero siempre apunto a la honestidad. Solo puedo hablar en base a mis propias experiencias. Cada uno va probando y armando su arsenal de trucos!

Como punto fundamental, hombre, argentino, nativo o por opción, NUNCA te vendas como el gran cogedor de las Pampas. Si al día siguiente la mujer no te escribe ni un sms, considerate un mal polvo. A mi me pasa eso. Si por más que una intentó caretearla, fue algo mediocre, no sé que decir. A veces puede suceder que un tipo te gusta, pero no existe esa química. Podés tener un orgasmo, incluso, pero bleh. Triste. Vacío. No amerita repetir.

-         El beso lo es todo: Las mujeres tenemos el súper poder de darnos cuenta, con un beso, si el tipo es cuestión es un posible buen garche. Con un buen beso, bien dado, podemos calentarnos más que el Tano Passman mirando un partido de River. Nada de hacernos endoscopias con la lengua, nada de llenarnos la boca de saliva. Besen bien, con tiempo,  con ganas, y créanme, tienen un 50% del polvo asegurado, chabones. Den un super beso, agarrandonos la cara con las manos, acariciándonos, y recién ahí, si pinta, nos tocan el culo o lo que esté más a mano. Dar un beso y enseguida meternos las garras dentro del pantalón, es un NO rotundo.

-         Walking dead: Hace unos años, conocí a un flaco con el que pintó un intercambio de fluidos. Ya desde el beso, debería haberme ido a mi casa. Mordía. Decidí darle una chance, y me arrepentí (Y traumé) para toda la vida. Me mordía las tetas! Me lloran las gomas de recordarlo! Yo entiendo que hay mujeres a las que les encanta el mordiscon de tetas, pezones y áreas próximas. A MI, NO. Si te digo “Che, eso me duele, no me gusta”, no seas tan pelotudo de volver a morderme. Si no sabes chupar una teta, hacé otra cosa.

-         Endúlzame los oídos: Nunca está de más un “Que linda sos” “Me encantás” dicho en plena faena, previa o post revolcón. Las mujeres somos insaciables de elogios, y necesitamos que nos garchen el cerebro también. Los “Putita” y esas cosas, resérvenlas para más adelante, cuando exista una confianza excesiva, e intuyan que será bien recibido del otro lado. Para unas primeras veces, no da.


-         No me rompas el termostato: Yo banco las previas, las amo, soy muy fan. Pero si me estás haciendo algo que me super calienta, no me metas una pausa de 10 minutos, porque se me enfría hasta el cráneo y hay que arrancar todo de nuevo. La previa te tiene que mantener siempre con la NECESIDAD de coger ya, cuanto antes, como si fuese cuestión de vida o muerte. Cuando ya decís “Bueh, metemela de una vez así terminamos esta tortura emocional”, hay algo que falla. Y si encima le metes una previa de 3 horas 15, y terminás en un garche de 5 minutos, morite, que se yo.

-         La paja mental: Las mujeres necesitamos, como bien dije, que nos cojan el cerebro. Desde adentro. Si apareces de repente, saludas y ya esperás coger, olvidate. Necesitamos unos días de chamuyo, necesitamos sentir que morís por nosotras. Y si cogiste, no seas tan goma de borrarte, y aparecer a las semanas, como si nada, buscando la revancha. Aunque no tengas ganas de ver a una mina con la que tenés sexo esporádico, siempre hay que ser piola y mantenerla interesada. Nunca se sabe cuando vienen las épocas de frío y vacas flacas.


-         Franeleame el mueble: Esto se descuelga un poco del primer punto, el del beso. No les cuesta un carajo revivir la adolescencia y franelear un poco, transar/chapar desaforadamente, con apoyada incluida, con frota frota por encima de la ropa. Acaso en la adolescencia no se pegaban megas calenturas cachondeando así con aquel primer amor? Y bueno, imaginen ese franeleo que alteraba las hormonas, pero que esta vez culmina en un polvazo.


Por ultimo, y no menos importante, aprendan a escuchar al cuerpo femenino. A nosotras se nos nota cuando algo no nos gusta. Si bien es cierto que lamentablemente siguen existiendo taradas que fingen, nada puede contra el lenguaje corporal. Si la estamos pasando mal, se nos nota. Si nos duele, se nos nota. Si nos aburrimos, se nos nota!!



viernes, 27 de junio de 2014

Mi casa esta donde esta EL

Y pese a todo, pese al tiempo, pese a las lagrimas, las peleas, los desencuentros y algunos malos recuerdos, es ahí donde siento que estoy en casa.
No puedo dormir con otro que no sea EL. Con él duermo, sueño, me despierto y no huyo.
Y entre todas las opciones, sigo eligiéndolo a EL.
Recibir un sms con un chiste que solo ambos entendemos, y sonreirle al celular, con cara de tarada, es amor.
Lo sigo amando, de una forma totalmente distinta. Incluso amando la persona que hoy es conmigo.
Aunque ya no lo espere, ni me imagine a su lado para siempre. El amor tiene formas tan inexplicables de materializarse...
Las historias pueden tener final feliz. Aunque el final sea muy distinto al que imaginamos en un principio.
Lo sigo eligiendo, entre todos.
Pese a todo.





miércoles, 25 de junio de 2014

Sos feliz?

- Que se yo, a mi, si me abrazan, soy feliz
- Sos feliz?

 Que le iba a decir?
Que hace mil años no caminaba con alguien abrazandome?
Que no me acuerdo la ultima vez que me dieron un beso en la calle?
Como responder a una pregunta hecha en chiste? Como explicar que soy yo la que está aprendiendo?
Pero no. Hice algún chiste pelotudo, que hoy ya no recuerdo, y seguí caminando.

 - Si, soy feliz.

 Eso debí haberle dicho.

 

lunes, 17 de marzo de 2014

Cajitas

Hace un tiempo, alguien me dijo que tratar de conocerme, es desenvolver mil cajitas, una tras otra, sin jamás saber cual es la ultima. Y puede que sea cierto. Creo que no existe nadie en esta vida que conozca todos los secretos que escondo en el alma. Hay una cajita que dice que vivo con miedo a no ser capaz de llegar a cumplir mis objetivos. Y otra, que los días de lluvia, se pone triste. Una cajita cuenta que no soporto el dolor, ni el maltrato, ni el ninguneo. Y tengo, más cerca, una cajita que me recuerda que adoro cantar con los ojos cerrados, como si fuese la unica persona en el mundo. La canción y yo. Yo y la canción. Nadie más. Tambien hay cajitas que me hablan de profundos dolores, como la perdida de mis abuelos, de mi padrino, de mi mejor amiga. Y otras perdidas que prefiero tenerlas ahi, en cajitas, por miedo a soltarlas y que duelan más que antes. Y un par de cajitas me cuentan de mi sueño frustrado de ser fotografa (Se frustró por falta de dinero, como tantas cosas en mi vida), mi deseo de ser una docente de música de esas que te hacen amar la música desde el alma y con el cuerpo. La cajita del corazón cuenta que me gustaría abrazar más de lo que abrazo. Demostrar más de lo que demuestro. Amar un poco menos. Una de mis frases de cabecera es "Verme en bolas no es conocerme". La suelo usar mucho, aunque no es tanta la gente que me ha visto desnuda, por suerte (Para todos). Leerme tampoco es conocerme. Muy poca gente conoce a la Celeste real, la que me permito ser con mis afectos, con quienes me siento segura. Los demás conocen a la Celeste cáscara, la que aparenta una fortaleza que no siempre tiene, la que no llora y le gana al Yeti por KO en el primer round. Que es conocerme? Conocerme es saber que soy feliz con cosas simples. Que tengo paz en cosas super sencillas: tomar mate con jengibre, en silencio, sola. Descubrir canciones nuevas, practicarlas y hacerlas mias. Y conocerme es saber que soy sensible, que soy muy fragil, pero a la hora de defender a los que quiero, saco las garras. Conocerme es saber que aunque los critique por diversión, mi familia es mi TODO. Mis viejos y mis hermanos son mis pilares, aunque no terminen de entender o aceptar este camino que elegí, esto que soy, están conmigo, apoyandome. Y eso me alcanza. Conocerme es saber que si bien paso mucho tiempo sola, a la hora de desahogarme, tengo dos hermanos del alma que la vida me puso en el camino, May y Jona, que sin ellos, sería como caminar sin poder ver donde piso. Conocerme es saber que odio que me apuren, presionen y maltraten. Conocerme es saber que voy en slow motion la mayor parte del tiempo, y siento que el resto va demasiado aceleredo. Conocerme es saber que soy franelera, caprichosa, chiquilina y observadora. Me distraigo facil y no puedo quedarme quieta cuando estoy ansiosa. Conocerme es saber que odio los puntos suspensivos en cualquier situación de mi vida. Soy blanco o negro. Conocerme es saber que ganarse un "Te quiero" mio, es dificil, pero cuando está ganado, es verdadero.