Fotulis y fotelis

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sábado, 13 de septiembre de 2014

Gente fósforo.

Soy una convencida de que cierta gente pasa por nuestras vidas en momentos en los que necesitamos que estén. Y luego, una vez cumplido su ciclo, empezamos a necesitar otras cosas. Otras gentes.
 La gente cambia, todos cambiamos. Y todos somos reemplazables.
Todos tenemos una luz, una llama interna. Y existe gente fósforo, que no pueden mantener su llama si no van apagando la del resto.
Yo he vivido muchos años apagada, rodeándome de muchos fósforos, hasta que al fin pude encender mi luz, mi llamita. Y ahí está, manteniéndose pese a todo, intentando ser un fueguito que no se apague con ningún viento, por más tormentoso que sea.
A mi luz le costó años (Y no exagero) encenderse, enfrentar a mis viejos, decirles “Hey, quiero estudiar música, no quiero ser una persona esclavizada a un laburo horrible, quiero ser feliz siendo lo que siempre quise ser”.
 Mi luz necesita gente que la ayude a mantenerse encendida.
Gente que cada tanto me recuerde que me quiere. Gente que en vez de restar, sume. Gente que me abrace. Gente que me incentive. Gente que no necesite que yo esté mal para estar bien ellos. Gente que se haga el tiempo para verme. Gente que me exija verme. Gente que me respete para que yo los respete. Gente que brinde para poder reclamar. Gente que me apoye así los apoyo yo.
Elegí una carrera donde no puedo tener anclas. El artista necesita que lo motiven, que le refuercen el autoestima, que demuestren interés en lo que hace y aprende. Y es jodido darse cuenta que jamás se te brindó eso.
Creo que el amor, la amistad y cualquier unión entre seres de la misma especie se basa en eso. Y es horrible que toda la gente a la que le contás tus dudas sobre alguien que se está volviendo fósforo, te digan que si, que siempre lo creyeron. Que notan actitudes que no están buenas. Que notan celos que ni te dabas cuenta que existian. Que te alejes antes de que te apaguen. Que busques gente que te quiera ver feliz y siempre encendida.
La gente no cambia. El que cambia es uno. Quizás yo cambie. Quizás haya cumplido un ciclo. Quizás al tener mi luz de nuevo encendida, pueda ver cosas que antes, en penumbras, no veía. Quien sabe.
 Duele? Mucho.