Fotulis y fotelis

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sábado, 21 de enero de 2017

Mi amor llega en la tortuga

Hoy alguien a quien adoro con toda mi alma y todos los huesos (Eternamente amor hacia vos, R) me dijo “No escribís más en tu blog?”. Y ahí me acordé.
La última vez que escribí acá, escribí feliz y llena de amor. Creía estar enamorada y creía que me amaban.
9 meses después (Un parto, dirían las viejas) eso se terminó.
 Fui inmensamente feliz por ciertos momentos y fui inmensamente infeliz en la gran mayoría.
Me costó horrores tomar la decisión de dejar a alguien a quien creía amar, pero que me estaba lastimando, castigando y humillando. Y supongo que en cierto punto, parte de su maltrato ha surgido de darse cuenta que yo no era más la mujer feliz que había conocido.
Así y todo, pese a lo tóxico que se tornó, no puedo odiarlo y siempre le enviaré amor. El amor que no pude sentir hacía él. Yo me enamoré de cómo me trataba ANTES y de cómo me sentía yo con su amor. Y eso lo pude entender luego de infinitos días de llanto pre y post separación, luego de infinitas charlas con amigos, luego de hablarlo con mi psicóloga (Era inevitable terminar en el diván), luego de buscar reemplazarlo con otras personas y otros cuerpos y luego de largas noches creyendo que la culpa era mía.
Y no.
La culpa no es 100% de uno. Ni del otro.
Parte de ser adultos es hacerse cargo de los errores y de las cosas que uno dejó que ocurran. Es mi error haber permitido ciertos maltratos, ciertos chistes agresivos, ciertas efusividades, ciertos desplantes. Es mi error no haber escuchado a la voz interna que te dice “No estás segura de esto, no sigas” desde el día 1.
Mi miedo hasta hace poco era no volver a sentir ese tipo de amor del principio, y lejos de buscar enseguida algo similar (Porque el hombre no olvida, reemplaza, y la mujer no olvida, supera) prioricé sanar, aprender, entender, llorar y limpiar. Creo que sería muy egoista y enfermizo de mi parte enchufarle la resaca de una relación a alguien nuevo, eso lo hacen los adolescentes y yo ya soy una mujer adulta e inteligente. Primero yo, luego alguien más.
Y un día desperté y me sentí infinitamente llena de amor, tengo amigos que estuvieron junto a mi para escucharme llorar, para hacerme reír y para enojarse conmigo.
 De todo se aprende y cada relación deja una enseñanza. Yo con Lucas aprendí que no quiero a mi lado gente que no dialogue, que no acepte que su forma de hacer las cosas no siempre es la mejor, que me gustan las cosas en igualdad de condiciones y que siempre voy a dar la cara y a bancarme las que se vengan.
Si algo me enseñó mi padre, es a ser valiente y a enfrentar y afrontar las cosas. Y eso jamás cambiará pese a todo.
Y como dijo mi psicóloga, esta no era una oportunidad en el amor. Mi oportunidad aún no llegó, y fue necesario pasar una relación de mierda, con alguien de mierda, inmaduro, cobarde e inestable, para estar lista, fuerte y abierta para la real oportunidad.
Acá la espero. Integra, en paz.