Fotulis y fotelis

Instagram

lunes, 22 de agosto de 2011

Cosas que me la bajan


Soy súper intolerante. Hinchapelotas. Histérica. Maniática. Una de mis frases de cabecera es “Si tuviese pito, esto me lo baja”
Me gustan las cosas a mi manera, a pesar de ser totalmente open mind y aceptar las demencias ajenas, incluso, hasta las espero, pero hay cosillas que me sacan definitivamente de quicio!!!

- La impuntualidad
- En mi trabajo, que digan “Si, mañana te llamo y confirmamos el turno” y que nunca llamen (O sea, no soy esclava de nadie, para atender una clienta tengo que organizar horarios, traslado, arrastrar un bolso gigante con mis herramientas, programar otras citas por tema de horarios, tiempos, zonas, etc. Piénsenlo bien antes de dejar de garpe a alguien que labura a domicilio. Le están cagando mucho más que el dinero de ustedes!)
- Que me digan cosas obvias y ridículas
- La ignorancia
- Los falsos rumores (Gente, vengan a preguntarme, es más simple, limpio, y no tengo nada que esconder)
- La gente que se cree con derecho a opinar sobre mi vida sin siquiera investigar mis motivos
- Pintarme las uñas y que se corra el esmalte fresco
- Las minas cursis y naïf (Todas somos ñoñas, pero el exceso de corazoncitos, de Sabina, de Twilight, de Benedetti, de mal de amores y demás, es sumamente repugnante. Y lo dice alguien que cada tanto, elige pintarse las uñas con francesita rosa Dior, glitter extra fino y los anulares con la carita de Hello Kitty!. Y también lo dice alguien que hoy se pintó las uñas color rosa chicle Bazooka. HELLO!)
- La gente yo-yo. Yo, yo y yo. Mi vida es tan interesante como la tuya. Dejame contártela y cerrá un toque el orto!
- Mi inyección anticonceptiva (Las pastillas me hacen mal, así que opté por los inyectables. Y como maniática que soy, como no me la auto-aplico, siempre me quejo de la técnica del verdugo-farmacéutico. Que si dolió, que si me ardió la entrada del venenito, que si esto, que si lo otro. Ojo, durante la aplicación, soy Rambo, charlo, y no digo ni mu. Apenas llego a casa, empiezo a despotricar)
- Las mujeres con uñas largas que no se esmaltan
- Las enfermas de la limpieza y del orden
- Las que critican mis accionares como madre y ni siquiera tienen hijos. HELLO!
- Las madres-amigas (Sos madre, punto. A mis amigas las elijo para criticar a mi mamá. Gracias al cielo, mi vieja no es de esas)
- Las desesperadas, las Quiero novio y lo quiero YA.
- Los chupamedias
- Los bananas que están más solos que Fort el día del amigo
- Los que viven quejándose, los depresivos, los negativos, los pesimistas, los que tienen ataques de pánico injustificados y no hacen nada por salir a flote
- Los espirituales, los New Age, los budistas, los religiosos que viven hablando de hacer el bien, pero siguen prejuzgando, burlándose, echando en cara sus riquezas
- Los que me roban frases, modismos, etc. Ármense una personalidad propia, que bastante me costó armar la mía, please
- La gente monotemática
- Los aros de perla y los aros argolla. Me resultan sumamente grasas
- Los estampados floreados
- Que un esmalte se ponga denso, pastoso, grumoso. Lo detesto! Los necesito bien fluidos para mi trabajo, y que se pongan así me complica todo. Lleva tiempo recuperarlo, o reponerlo. No hay nada que odie más en el mundo
- Mi bolso de trabajo. Para que se den una idea, es negro, enorme, dentro de él cargo un maletín con articulos de manicuria, algodón en bolitas, los productos para esculpir, limas de varios tamaños y grosores, alicate de cutículas, crema de mano, repujador, palitos de naranjo, guantes de látex y de plástico, vasitos dappen, aceite de almendras, etc. En una bolsa ziploc grandota, llevo cerca de 40 esmaltes de uñas, en muy variados colores, quitaesmalte, separador de dedos (para los pies), más pinceles. Perdido dentro del bolso, la escofina, el desinfectante, la almohadilla, la toalla, el mantel para manicuria, mi chaqueta de trabajo y el drill (torno) con sus fresas. Es muy pesado, inmenso.
- Sexualmente, pff, mil cosas. Odio que me chupen las orejas, odio los tirones de pelo que duelen, odio el apretón de tetas (HOLAAAA! Son tetas, chiquitas, pero son tetas, no plastilina, ergo, DUELE!), odio los mordiscones en el DURANTE. Una cosa es el juego previo, otra es desconcentrarme con un cacho de piel arrancada a mordidas. Me la baja, definitivamente. Odio que suene el teléfono justo en ese momento. Y odio al tipo que apenas te la saca, se duerme.
- Mis hormonas, mis ciclos menstruales son una tortura. Me viene un mes si, dos meses no, a pesar de inyectarme. En fin, son dos meses en los que mi marido se quiere cortar la chota porque me cree embarazada, yo me mareo, tengo nauseas y contracciones, y me creo menopáusica también.
- Los pelos encarnados. Me resisto a hondar en el asunto
- Odio la gente a la que no se le cae una idea propia y se creen con derecho a robar las genialidades de los demás. O sea, si mi marido y yo tenemos un chiste interno, me asquea que venga un boludo X y se haga dueño de algo que surgió entre dos personas, en nuestra casa.
- Los hombres mameros. Me la bajan. Un tipo que vive enamorado de su madre, me la baja. Un tipo de más de 30 años que vive con los padres, me la baja. No los considero ni siquiera hombres