Fotulis y fotelis

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lunes, 31 de octubre de 2011

Mi noche con el Conde







Anoche pude cumplir uno de mis tantos sueños. Volví al Radio City, como hace muchisimos años, a ver Dracula, el Musical.
Vi la obra allá lejos y hace tiempo, por el año 1992, y me enamoré de las canciones, de los personajes, de la puesta en escena. Me enamoré del teatro de una vez y para siempre.
Fui con mi vieja, con entradas adquiridad via Plateanet, así que arribamos tempranito, 40 minutos antes del inicio de la función, para retiras nuestros pases. Obviamente, en pocos minutos, el hall estaba repleto de gente. La ansiedad a esa altura, era insoportable. Solo quien ame a Dracula puede entenderme. Antes de entrar, fui al baño que está en el hall del teatro, y pude oir claramente a Juan Rodó probando sonido. La magia se olía en el ambiente!
21,20 exactos, las luces se apagan, el humo empieza a correr por el escenario y comienzan a sonar los primeros acordes de la Obertura. Un muy bien 10 al tecnico de sonido, que supo lograr que escuchemos las voces bien limpias, logrando que quienes no se sabian las canciones de memoria, entiendan de que se trata. El nudo en mi garganta era imposible de tragar. Fueron 17 años de soñar con volver a ser participe de esa función!
Ni hablar de cuando Dracula aparece como una sombra, en el espejo. El teatro se vino abajo en aplausos.
Me sorprendí gratamente con el Jonathan Harker que compone Leonel Francezze. Muy correcto, muy dulce, muy hombre. Una voz impecable a la que no le tenía fé. Tambien amé al Van Helsing de Emilio Yapor. Ni hablar de la Mina que Candela Cibrian supo calzar. Una voz super dulce, potente, perfecta.
Nota aparte para la desubicada que grito "Bravo Cecilia!!" apenas Candela terminó su primer canción solista. Estaría bueno que antes de ver una obra, lean el programita y sepan que actores hacen cada personaje. Cecilia Milone ya no es Mina.
Solté las lagrimas con el "Madre tan solo una vez" de Adriana Rolla, en la piel de Nani. Magistral, helaba la sangre.
Intervalo de 10 minutos, en los que aproveché para salir a estirar las pienras y llamar a mi ex, que no había podido ir, y que estaba tan ilusionado como yo con esa obra. Se lo extrañó mucho, debido a la frigidez emocional de mi vieja, que no aplaudia, no entendia y osó quejarse de lo larga que es la obra. IMPURA, ARDERÁS EN EL INFIERNO!
Obviamente la obra finaliza con una ovación de pie. Imposible no aplaudir hasta que los brazos duelen.
Me quedé hasta que salieron los actores.

Pude sacarme una foto con Adriana, se puso muy contenta cuando le dije que me había emocionado hasta las lagrimas.

Conocí a Leonel, con quien charlé unos minutos. Un amor, cualquiera diría que ese chico tan dulce sería incapaz de tener esa voz, pero la tiene!

Emilio Yapor, que decir, un divino, super calido y humilde, sale del teatro amparandose en que sin su pelo canoso y su barba de Van Helsing nadie lo va a reconocer, debe ser más chico que yo, pero canta y hace temblar las paredes.

Ni hablar de Rodó, es gigante, arriba y abajo del escenario, una sonrisa que ilumina todo.
Salí enamoradisima nuevamente. Y otra vez, soñando con volver a verlos